La paz y el equilibrio de un pueblo de pescadores se resquebrajan con el asesinato de una joven irlandesa que pasa sus vacaciones en la isla. El hallazgo del cadáver atormenta a la dueña de un hostal, Diana Solís, que no se atrevió a hacer una llamada a la Guardia Civil y decide ponerse en contacto con un detective, antiguo amor de juventud, para desentrañar el caso. La decimotercera entrega de la saga Ricardo Blanco supone otra vuelta de tuerca en la producción literaria del autor grancanario. Aquí Correa se adentra en el oscuro mundo de las sectas, un mundo tenebroso con personajes siniestros, intenciones aviesas, ausencia de escrúpulos que se apilan en una novela que estremece y abruma, todo situado en los albores de una pandemia y un confinamiento a las puertas.
Los seguidores de la serie del detective Ricardo Blanco se encontrarán con un personaje más hondo y reflexivo, más cercano a Maigret que nunca. El lenguaje, los giros, la riqueza verbal, la tendencia al refrán y a la socarronería resultarán reconocibles en el imaginario de José Luis Correa.