Él trabaja en la calle limpiando y antes de irse a casa se detiene a observar una tienda de bibelots y el tiovivo que está en la puerta, en el que no puede subir porque el dinero que gana se lo entrega a su madre.
Ella pasa el día en casa, la mayor parte del tiempo sola, acompañada por la asistenta? Lo tiene todo y también ansía subir en el tiovivo.
La asistenta, todo lo que tiene está muy lejos y, como los niños, también sueña con alcanzarlo.
Una historia sin texto, narrada en imágenes, con un desenlace que sorprende tanto como el desarrollo. Una moneda, un bibelot y un instante compartido son las claves para abrir las puertas de un sueño.