Este Anuario tiene la experiencia de los jóvenes como tema: la juventud como forma de estar en el mundo, como sistema de valores y actitudes diferenciados; como una forma de participar y conformar de manera distinta los movimientos sociales. En conjunto no parece que las diferencias con el mundo de los adultos sean tan relevantes. La presencia de los jóvenes en la acción colectiva social y política no es tan distinta, y aunque el desconcierto y la incertidumbre son más acuciantes en la juventud, tampoco son su patrimonio exclusivo. Pero determinados movimientos sociales liderados por jóvenes son específicos, son propios, son distintos. Uno de ellos es el movimiento estudiantil que en las últimas movilizaciones contra la precariedad y la mercantilización ha ido mucho más allá de las estrictas demandas corporativas y ha planteado un horizonte alternativo, una distinta forma de valorar la educación y el trabajo. También las respuestas juveniles a la precariedad laboral podrían configurar un sindicalismo más radical, y por tanto bastante diferente del ejercido por los mayores.
