Su quehacer lírico evoluciona en sincronía con el desarrollo de la poesía del momento y su trayectoria poética progresa desde la lírica bella, artística o lúdica hasta la profundización en lo universal y humano: la consideración y significación del dolor, del amor, de la vida, de la muerte y de Dios. Sagrario nos deja, pero su obra parece haber resurgido, tomando un reconocimiento del que la autora no supo en vida.