La obra está precedida de un estudio biográfico, a cargo de Manuel Hernández González. En él se estudia su trayectoria vital en la República Dominicana y en Cuba. Fue un policía cuyas actividades alcanzaron gran resonancia en esta última isla a fines del siglo XIX. Su sagacidad y versatilidad, su afán por hacer públicas sus detenciones, mostrada por sus colaboraciones periodísticas y la edición de obras como la que se da a la luz en este libro, le llevaron a ser considerado el primer gran prototipo del gendarme cubano, cuya labor salió fuera del marco de las comisarías para extender su fama por toda la isla. Una habilidad que le llevó a introducirse en las sociedades secretas de origen afrocubano, los ñáñigos, elaborando el primer documento conservado sobre sus rituales y fines, que constituye el testimonio más relevante sobre ellas.