«La risa se combina con una sensación de salvajismo, el ingenio urbano con el panteísmo, y el completo desprecio por la moralidad con el idealismo, de modo que salimos de ellos con la perturbadora sensación de que hemos participado en un canto al instinto desnudo e inteligente. La civilización se ha visto derrocada y sustituida por una extraña supernaturaleza, y toda esa adoración del instinto nos llega de un modo tanto más contundente por cuanto surge del decorado de una reunión en una casa de campo, un té vespertino y todas las veneradas convenciones de la sociedad eduardiana.» Tom Sharpe