Pensar el Otro, dejar de pensar el Uno, parece que se ha convertido en la tarea de la filosofía para muchos filósofos franceses protagonistas de la estación que ha seguido a la crisis del estructuralismo. Levinas y Derrida han planteado del modo más radical el tema de la alteridad en el centro de la investigación filosófica. Y lo han hecho no tanto optando por una perspectiva meramente antagonista respecto a la tradición filosófica de Occidente, sino indagando en esta misma tradición los puntos de apoyo para efectuar una transformación radical del sentido de sus tesis, y propiciando una discusión radical de su lógica.
El presente libro sigue el camino trazado por Derrida, que lleva de la reconstrucción del primado de la presencia, de la identidad y del ligamen estructural en el pensamiento filosófico, al interés progresivo por la inscripción del Otro en el discurso. Un camino en el que Derrida recoge la herencia de Levinas y la contamina con los caracteres dialécticos del logos griego. En este punto se examina el pensamiento de Levinas, que a la tendencia totalizante e interiorizante de la ontología opone el absolutamente Otro como referencia irreducible en el proceso de constitución de la identidad y del sujeto.