Para convivir humanamente inventamos la economía, la política, la ética y la religión. Pero en los últimos siglos lo hicimos bajo la inspiración de la competición que genera el individualismo. Ese tiempo terminó. Ahora tenemos que inaugurar la inspiración de la cooperación, que genera la comunidad y la participación de todos en todo lo que interesa a todos. Tales tesis y pensamientos se encuentran detallados en este brillante libro de Mauricio Abadía, El principio de cooperación: en busca de una nueva racionalidad. Si no realizamos esta conversión debemos prepararnos para lo peor. Urge comenzar con las revoluciones moleculares. Comencemos por nosotros mismos, siendo seres cooperativos, solidarios, compasivos, simplemente humanos. Así definimos la dirección correcta. En ella hay esperanza y vida para nosotros y para la Tierra.
