Alí ben Ziyad al-Quti, musulmán descendiente del rey godo Witiza, huye de Toledo en el año 1468 tras los enfrentamientos religiosos en la ciudad, iniciando un recorrido que le conducirá definitivamente a la curva del río Níger, en Africa. Junto a él porta su más preciada posesión: un considerable número de manuscritos andalusíes.