En algunos casos se hace evidente que los argumentos esgrimidos para justificar el racismo, se basan más en cuestiones clasistas que antropológicas en sí, sobre todo en Europa, donde la población era racialmente más homogénea (todos blancos), por lo cual se vieron obligados a inventar otros criterios (psicológicos, morales) para condenar a pueblos y grupos como seres inferiores.