Platón traza sus diálogos con una singular maestría narrativa, sin una terminología rígida ni un esquema
escolar. En esta traducción se ha procurado la máxima precisión y un estilo cuidado, a la vez que aclarar con notas y
unos prólogos claros, actuales, y bien informados, esos textos tan hondos y vivaces, imagen de un gran pensador y un
incomparable prosista. Un buen prólogo, amplio, meditado, sugerente, señala los principales temas de su filosofar (el
lenguaje, la dialéctica, la memoria, los mitos, la crítica política, etc.), la evolución de sus ideas, y la aportación
del filósofo dentro de la tradición que en él culmina. Porque Platón recoge todas las tendencias anteriores del
pensamiento y la espiritualidad griega, desde Parménides y Pitágoras, desde el orfismo a la matemática, desde la
sofística criticada ya por Sócrates al misticismo, y lo hace en una síntesis y en un estilo inolvidable.