La biografía mínima de sus galeras le ha exigido 346 folios de apretada escritura bajo el título de Un hombre llamado Katy, el mismo nombre correspondiente a una historia sentimental que le tatuaron en el brazo durante una de sus residencias en áfrica. Entonces a él le apodaban Katy por las gracias homosexuales a las que ahora mismo le debe la supervivencia.