Lejos de desalentarse por el fracaso de su primera obra, el Tratado de la
naturaleza humana (1739), Hume decide entregar por separado cada
una de las partes en que se dividía el libro, retocando la escritura, con la
esperanza de que nuevas observaciones y una presentación menos crítica
y densa, ayudarían a que fuera recibido con mayor interés y mejor
fortuna. Este volumen, referente al entendimiento, vio la luz en 1748.