Uno de los indicadores utilizados tradicionalmente para caracterizar a un centro escolar en sentido positivo ha sido el disponer, al menos, de instalaciones para la práctica deportiva. También es cierto que este argumento era normalmente esgrimido en segunda instancia, después de hablar del profesorado, del nivel de exigencia, del tipo de alumnos y alumnas y de otras cuestiones mas o menos pedagógicas. Y esta circunstancia de ir siempre detrás de otras dimensiones consideradas sustantivas del proceso educativo viene como podemos imaginar de la nula o escasa consideración de la actividad física y la práctica deportiva en la formación de la ciudadanía. Este libro contribuye significativamente a ofrecernos propuestas y alternativas en cuanto a los escenarios para la práctica deportiva y actividad física en el ámbito escolar.
