Construir un equipo campeón e ir regenerándolo cada gran torneo que pasa es un trabajo arduo y al alcance solo de las mejores selecciones del mundo. Cuesta mucho ser el mejor y cuesta todavía más continuar siéndolo año tras año. España lo ha hecho desde que en 2008 diera el salto en la Eurocopa de Austria y Suiza. Aquel punto de partida fue la culminación a un buen trabajo de muchos años en categorías inferiores de La Roja, de clubes y de selecciones territoriales.