En el mundo musulmán, separar la religión de la creación literaria y artística es una exigencia imprescindible para no convertir la vida de los musulmanes en una procesión funeraria, para desterrar definitivamente la peregrina idea de que el Islam prohíbe las manifestaciones artísticas: música, baile, pintura, poesía, escultura y para impedir que cualquier lider ordene, en nombre del Islam, la destrucción de los instrumentos musicales o prohibir el café o el tabaco