Margarita y Fernando viven en la finca que ella recibió como herencia, y de vez en cuando, se acercan juntos en la ventana y ven como llueven vacas. Margarita ama Fernando, pero una realidad inédita, ajena y hostil se instala apelado de forma soterrada en su convivencia. Y llueven Vacas articula sobre el vacío a una velocidad trepidante. Hacia la culminación de la dominación. Inexorable. El balancín chirría. Bajo la escalera y empieza a correr. Te asomas para mirar la lluvia. Y yo corro entre las vacas que caen. Corro. Qué difícil se hablar del dolor
