"Me gustaría disfrutarlo, pero no puedo, y me duele no tenerte a ti ami lado para contemplar contigo mi gran imperio semántico: ya no mehace falta dirigir todos los instrumentos de una pequeñísimaorganización radical, de un grupúsculo, porque mi discurso está portodas partes, mi voz está en todas las voces y todo el mundo habla milengua."
Madrid, 2016. Dos edificios ocupados, entre Goya yLavapiés, contemplan la ciudad con ánimo expansionista: la antiguasede del NO-DO, conquistada por un grupúsculo fascista, y las ruinasde unos estudios de cine abandonados, convertidas en cuartel de unacélula marxista-leninista. Entre los dos espacios, el Castillo y laComuna, aparecen Santiago y Ramiro, hijos de una ciudad desquiciada ymisántropa. Como todo el mundo sabe, cualquier madrileño de bienpiensa siempre en el exterminio de la clase social a la cual nopertenece.
Bengalas contra mezquitas, manifestacionesenfrentadas y los foros de internet como armas de destrucción masiva.El futuro de la villa y corte, donde la ingenuidad ha sido erradicaday el amor se ha vuelto un privilegio, estará ligado al desti