El mundo de J nos traslada a un universo literario de bucles y perspectivas, de reflejos y asimetrías, de juegos fonéticos y laberínticos desencuentros. A través de su propio hilo degenerativo, J nos introduce en un mundo singular de genios y juglares invitándonos a alzar el vuelo al abrigo de la luna llena. En Ciudadano CC asistimos a un juicio peculiar. Un juez, Justo Equino; una fiscal, Virus Morgue; un defensor, Zaguero Antibaiotic; un jurado clónico; ujieres suicidas; dos voces que algo traman; un público entregado y una planta alienígena nostálgica que asiste a la vista con un vaso de brandy en la mano. Nada es lo que parece en esta obra de honda raigambre clorofílica.