La filosofía del autor fluye en esta obra como una cuerda tensada en su justo punto; manteniéndose fiel a su compromiso de encender nuestros ánimos. Víctor Ramírez, como un Prometeo, con una contención de admirable genio, ha encendido la palabra liberadora de nuestra realidad blandiendo la rebeldía con una pasión tal que la oscuridad huye de la caverna de la memoria