Quien argumente que ha visto extraterrestres ?afirma el autor, Ricardo Campo?, ha hablado con ellos o tiene confirmación de su existencia por medios desconocidos, y se permite ilustrarnos sobre sus rasgos físicos y su temperamento como si de perros o gatos se tratara, es un desvergonzado, un alucinado con afán propagandista o un engañabobos acostumbrado a aprovecharse de los necios.