«Amé en mi juventud a varios poetas. Aunque no reniego de ellos, a la mayoría los he ido abandonando según los cambios de los años y, sobre todo, de mis gustos [...] El caso de Quevedo es muy distinto. No cesa de asombrarme su continua presencia a mi lado, desde que tenía veinte años hasta ahora que tengo ochenta.»Conferencia dada en Madrid, en la Biblioteca Nacional, el 22 de mayo de 1996.