La interculturalidad pone en cuestión los mitos dominantes del statu quo actual, pero nos lleva a una relatividad liberadora. La humanidad se encuentra ahora frente a una encrucijada de dimensiones históricas. Éste es el verdadero desafío de la llamada globalización: o la civilización tecno-científica es superior a toda otra cultura y, por tanto, está llamada a imponerse, o existen también otras culturas que permiten igualmente al hombre alcanzar su plenitud y su felicidad.