El autor de estos magníficos cuentos nos ofrece la oportunidad de ir a los parques y subirnos a los toboganes, a los columpios; ser confundidos entre los niños que también viven las horas en los carruseles y en los laberintos. Inevitablemente, escribir puede ser un acierto, un inesperado acierto en el que anhelamos introducirnos y alinear estrellas; dibujar entre las palabras soles con sonrisas gatunas, escribir el mar, recuperar el necesario aire para soñar.