En el último cuarto del siglo XIX, durante los años de florecimiento de la novela realista española, los poetas insulares practicaron una lírica de signo regionalista que redescubrió el paisaje y desarrolló la conciencia del final de la población aborigen. En los primeros decenios del siglo XX y desde la vivencia de la moderna ciudad comercial, Tomás Morales y Alonso Quesada crearon una nueva visión del mundo insular, que los situaba en el presente e infundía a sus poemas una dimensión colectiva. Las aportaciones de los escritores canarios a la literatura vanguardista se produjeron en una primera fase a través de la asimilación del purismo, el neopopularismo, el ultraísmo...; y en una segunda fase, con la incorporación al surrealismo.