¡PUF!
¡Qué mal huele!
Me voy de aquí.
¡A gatas!
Para salir corriendo...
Hay días en que todo se percibe diferente y nos
desconcierta no conocer el motivo. Esto es lo
que le sucede a nuestro pequeño, que huye del
mal olor.
Este divertido periplo a través del sentido del
olfato se resuelve con una divertida conclusión:
escapar de los problemas no sirve de nada.
Olerlos, sí.