"La quemadura" es un poemario con tintes amatorios y metafísicos, en donde la precisión rítmica y el valor llameante de la palabra se conjugan de manera exacta. Profesor de español, autor de una veintena de poemarios, ampliamente galardonado por su tarea traductora -San Juan de la Cruz, Aleixandre, Gómez de la Serna...-, Jacques Ancet se nos revela como un sabio constructor del verso. Su multiplicidad de registros adornan estos dieciocho cantos con el brillo de sus certezas y sus quimeras, transidos todos ellos por un aliento corazonador y de honda meditación: «Estar tan lejos y tan cerca al tiempo/ ardemos tocamos la cima mas no hay/ cima sólo este vacío que se abre (...) como sobre el agua ese fuego líquido/ que arde se apaga y de nuevo arde». Con sobria elegancia ha vertido al castellano estos textos Amelia Gamoneda, quien anota en su prefacio: «Lo que arde trasmite su fuego, pero permite que haya posibilidad de regeneración después». Y regeneradores son, en efecto, estos cánticos, para degustar frente a una «... tarde azul y malva en los cristales». (Reseña de Jorge de Arco en Información)