La locura representa la experiencia de quien no ha soportado elabandono inaugural que pone en marcha nuestra identidad y nuestraindependencia. Su crisis nos interpela y nos recuerda de continuo lasoledad esencial y constituyente con que somos arrojadosarbitrariamente al calabozo de la vida. La existencia, a la postre,consiste en un empeño gesticulante y tenaz por desprendernos de eserecuerdo, que una y otra vez amenaza con resurgir en cualquierencrucijada para revocar el placer y mostrarnos el reverso de cuantohacemos. El temor a la psicosis no incumbe en exclusiva al psicótico,pues de continuo late en el núcleo de todos nosotros. El arte de nointervenir es aquella moderación que apuesta por la autonomía y lalibertad del paciente.