Elsa López se hace poeta para expresar el amor. Primero fue el sentimiento y, luego, la poesía. Primero lo inefable y, después, la palabra. Ni gritos ni estridencias ni concesiones al drama ni a las artes. La palabra llana, simple, atemperada; la palabra apenas musitada; la palabra como sale, sin artificios. Pero otra cosa es lo que va por dentro; otra cosa es lo que envuelven las palabras. Porque bajo lo sencillo se esconde el fuego arrebatador de las emociones: la belleza, el amor, la pasión, la soledad, la ruptura, la pena. Tras la claridad, lo insondable. Bajo la superficie de las olas, lo abisal.