Licenciado por la universidad de Coimbra, se inició primero en el periodismo, y a partir de 1870 en la narración. Hombre de convicciones liberales profundas y defensor de la modernización de la sociedad y las letras portuguesas, supo mantener su producción fuera de los modelos estéticos del Romanticismo y convertirse en el iniciador de la novela realista en Portugal. Su profesión de diplomático le llevó a residir en Cuba, Inglaterra y Francia, y fue nombrado cónsul de Portugal en París en 1889, donde permaneció hasta su muerte.