Esta composición destaca, además, por sus inapreciables detalles de valor etnográfico, más allá de la simple recreación lírica del paisaje. Sus observaciones de carácter social y costumbrista, no exentas, en ciertos casos, de tintes irónicos y de la jovial alegría que acompaña en todo momento a los expedicionarios, resultan de gran interés tanto para el lector que sólo busca recrearse, como para el minucioso investigador de las leyendas orales vigentes en el siglo XIX.